miércoles, 22 de junio de 2011

Invictus


Nelson Rolihlahla Mandela fue el primer presidente de Sudáfrica elegido democráticamente.
Su segundo nombre (Rolihlahla) se traduce en Xhosa como "jalar de la rama de un árbol", pero su verdadero significado es "buscapleitos", y es algo que se aprecia a lo largo de su vida.
Fue arrestado en 1962 siendo miembro del Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos que siguiendo el ejemplo de Gandhi proponía métodos de lucha no violentos.
Fue liberado el 11 de febrero de 1990, y participó de las elecciones de 1994, las cuales ganó y fue presidente durante 5 años.
En Sudráfica se le conocía como Madiba, título honorario otorgado por los ancianos de su clan.
Liberó a su país de un sistema de prejuicios violentos, ayudando a unir a blancos y negros; y derrocando el apartheid a través de la creación de una democracia no racial.

"Coraje no es la ausencia del miedo, es inspirar a otros a moverse más allá de él"

En la película Invictus se relata la historia de Nelson Mandela en la búsqueda de unir dos culturas que chocaban pero que al mismo tiempo debían compartir un país, y sobre cómo utilizo al mundial de rugby para lograr su objetivo.

Su estilo de liderazgo es conseguir que sus seguidores sean capaces de hacer más de lo que creían posible.  En lugar de castigar a quienes lo castigaron busco una integración de todo el país, siendo el rugby el instrumento utilizado.
Se destaca la inspiración hacia la grandeza.  En su conversación con el capitán del equipo le pregunta como lidera a su equipo, a lo que él responde que con el ejemplo.  Mandela le dice que es una buena respuesta, pero que a veces el ejemplo no basta, sino que además es necesario inspirar a las personas a ir más allá y ser mejores de lo que creen ser.
Mandela le da al capitán Pienaar antes del inicio del campeonato un poema que lo ayudó en los momentos difíciles mientras estuvo en prisión:

En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años
me halla y me hallará sin temor.
Ya no importa cuán recto haya seguido el camino,
ni cuántos castigos lleve a la espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
-- Invictus

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